ESCUCHAR

¿Qué sientes? Es la pregunta que nadie se ha molestado en preguntar. Hay personas que tienen tal complejo de paño de lágrimas que acaban olvidándose de que ellas también sienten que se desmoronan. No les importa escuchar y consolar a los demás, pero siempre y cuando ellos también estén dispuestos a escucharles a ellas, algo que no ocurre con frecuencia. Les enfurece cuando tratan de hablar sobre lo que sienten y que nadie les escuche, parece que les hablase de la reproducción de las babosas y sólo les falta bostezar. Todo eso y el hecho de ver cómo cuando otra persona de su grupo de amig@s habla y tod@s están atent@s, les duele y les va minando la confianza en las personas. Al final, ¿qué les queda? Hojas de papel y el ordenador para escribir lo que sienten porque saben que aunque nadie les escuche pueden poner lo que quieran. Sé que no es muy alentador, pero también sé que de esta manera se desahogan un poco.

Y es que simplemente necesitan alguien que les escuche y se interese por ellas, lo mismo que ellas hacen por los demás.
Estoy tan cansada…y más cuando pienso en todas las cosas que nos hemos perdido y nos perderemos…unas veces por nuestra culpa culpa y otras por gente en la que, en su momento, creimos confiar. Y todas las cosas que dejamos sin acabar, puede que por miedo a fracasar o a decepcionar a alguien.

Así que, necesito que el mundo se escuche, podría ser el resumen de las necesidades mundiales…

¿Qué sientes? Ojalá oiga esta pregunta pronto. Me haría feliz que alguien se la hiciese...por ejemplo a su compañero de clase y que se escuchasen y se consolasen. Un buen cambio.

Nagore Moreno Rivas