Friday, June 01, 2007

A VECES...si sólo fuera a veces.


A veces no sabes por qué pero te sientes diferente. Diferente a todo y a tod@s, es una sensación difícil de soportar Y viene en los momentos en los que bajas la guardia. No sabes qué hacer, decir, pensar...las ilusiones...en fin, ya no sabes ni qué son. Ni tan siquiera puedes permitirte soñar, es demasiado doloroso. Sabes que esos sueños no se harán realidad y el dolor te oprime con una fuerza desmesurada. Al sufrimiento se le unen las lágrimas, tus amigas, tus compañeras de viaje. Pero todo esto no hace sino recordarte lo vacía que te encuentras. Sientes demasiado, el colador de emociones se obstruyó hace tanto tiempo que te cuesta recordar la última vez que supiste lo que significaba ser feliz. Que más dá. Todo esto no son más que tonterías, seguro que cualquiera que llegue a leer esto pensará así. Tonterías sin el más mínimo sentido. Y todavía haceue duela más. Ese tópico de una persona rodeada de gente y que en realidad se siente sola, ese tópico es real, y es...terrible. Una cosa es la soledad que eliges, tus momentos de intimidad, y otra muy distinta es la que te invade, la queno deja que tu corazón lata libremente. Resulta gracioso, porque sabes que el problema lo tienes tú. No eres capaz de soltar prenda, piensas que tus problemas son tuyos y de nadie más. Siempre has llevado tus cosas tú, y la razón aunque parezca mentira, es que no querías molestar. Cada cual tiene sus cosas, a pesar de que siempre has dejado constancia de que si te necesitaban estabas ahí para ayudar, ¿y quién te ayuda a ti? Nunca has dejado que nadie se te acerque, parecer y ser vulnerable es algo que no te puedes permitir. Hay tanto que pensar...tantas decisiones que tomar, y el miedo a equivocarse nunca se esfuma. Pero lo peor es saber que decepcionar se te da de perlas. Elegiste mal, y tu alma llora cada día. Porque tienes un sueño, algo que nadie sabe y si lo sabe no lo recuerda. Quieres conseguirlo, pero lo ves lejos...tanto que duele. En fin, siempre te queda llorar en la soledad y el silencio de tu cuarto, y soñar bajo las sábanas con la vida que te niegas cada día. Así todas las noches, hasta que llegue el momento en el que decidas cambiar o te des cuenta de que no puedes seguir viviendo de esta manera. Y, ¿cómo acaba esto? Te preguntarás al leer esta parrafada. Simplemente, te desahogas escribiendo en un cuaderno o, por qué no, en tu blog. Así parece que te quitas un peso de encima. ¡Vaya! Parece que sí, al menos eso te dices a ti misma, porque en el fondo sabes que sigue den de ti. Es tristeza, y aunque tratas de quitártela, permanece durante un tiempo enmascarada en sonrisas que sabes que no sientes. Sólo pasaba por aquí...o puede que ya me fuera...¡qué más dá! El caso es que te lo he dicho, ¿o era que me lo he dicho?



Nagore Moreno Rivas

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